Conmemorando el aniversario de su fallecimiento, hoy les hablaré de Eduardo Barreiros Rodríguez, un hábil emprendedor natural de Gundiás, Orense.
Con el fin de la Primera Mundial, Europa comienza a motorizarse de forma paulatina, debido a esto en 1925 el padre de Eduardo Barreiros compra un autobús Panhard-Levasor 10HP para explotar la línea Orense-Luintra-Orense. Eduardo Barreiros, al ser el mayor de cinco hermanos fue el primero en ejercer junto a su padre. Dejo la escuela muy pronto y comenzó a trabajar de revisor. De la mano de su padre se inició en el mundo de la mecánica, debido a que el antiguo Panhard-Levasor 10HP tenía un escrupuloso mantenimiento. El negocio familiar prosperaba y creció adquiriendo la concesión de la línea Orense-Los Peares-Orense, en 1929, para explotarla compra un viejo Renault. Durante este periodo Eduardo comienza a ejercer de aprendiz en un taller mecánico.
Con el estallido de la Guerra Civil, los autobuses de la familia fueron requisados y Eduardo se vió obligado a ejercer de chófer en el transporte de tropas del bando franquista. Debido a la precaria situación familiar, deciden vender los autobuses. Ya terminada la guerra, la familia vuelve a unirse. Eduardo, junto a su padre, adquiere un anticuado autobús Chevrolet con el que volver al negocio del transporte, y posteriormente amplía la flota con un Ford y un Renaut. Durante este periodo, Eduardo muestra una gran destreza a la hora de reparar los obsoletos vehículos, valiéndose únicamente de los recambios de un pequeño desguace local.
El primer negocio lo inicia con su primo, Celso, dedicándose a la recuperación y restauración de viejos vehículos. Con los beneficios amasados cubre los estudios de sus cuatro hermanos. En 1945 vende la empresa familiar de transporte y funda su primera compañía, BECOSA. Esta empresa se dedica a la contratación de obras públicas. Consigue la adjudicación de la construcción del puerto de Castellón de la Plana, y en tres meses pone a funcionar la construcción ayudándose de maquinaria diseñada por el mismo.
A finales de está década, a Eduardo se le ocurre que podría transformar motores gasolina a diésel para así ahorrar en combustible para su maquinaria. Para llevar esto a cabo se carteó con importantes ingeniero de distintos países, los cuales negaron toda posibilidad. Aún conociendo los contras del proyecto decidió seguir adelante. Compro motores alemanes de aviación Krupp y comenzó a experimentar con ellos. Durante una prueba, un motor le seccionó dos dedos, esto no echo atrás a Eduardo que consiguió patentar en España la dieselización de motores gasolina.